Cómo aplicar corrector de ojeras: consejos de experto
- Kiki Lemos
- 2 sept
- 11 Min. de lectura
Aplicar bien el corrector de ojeras es todo un arte, y como en todo arte, la técnica y las herramientas lo son todo. El objetivo no es simplemente «tapar» la ojera, sino neutralizar el color y fundirlo con tu piel para que el resultado sea fresco y natural. El gran secreto, que a menudo se pasa por alto, es aplicar el producto únicamente donde está la sombra y trabajarlo con delicadeza. Así evitamos el temido efecto máscara y que se cuartee con el paso de las horas.
Cómo elegir el corrector ideal para tus ojeras
El primer paso, y el más decisivo, es encontrar tu corrector perfecto. En lugar de coger el primero que veas o el que está de moda, vamos a analizar qué necesita tu piel de verdad. Créeme, dedicarle un poco de tiempo a esta elección marca una diferencia abismal.
Identifica el subtono de tu ojera
Sé que suena técnico, pero es más sencillo de lo que parece. Mírate en un espejo con buena luz natural y observa el color de tu ojera. No todas son iguales. ¿La tuya tira más a tonos azulados o violáceos? ¿O quizás es más amarronada, casi verdosa? Saber esto es clave para elegir el color que la va a neutralizar de verdad, no solo a cubrirla.
Aquí entra en juego la teoría del color:
Ojeras azuladas o moradas: Necesitas un pre-corrector en tonos melocotón o salmón. Estos colores cálidos son los que mejor contrarrestan los subtonos fríos de la ojera, creando una base neutra.
Ojeras marrones o verdosas: En este caso, tu mejor aliado será un pre-corrector con un subtono más amarillo o dorado.
De hecho, acertar con el color es la clave del éxito. Se estima que para un 70% de las mujeres españolas, la elección del tono correcto es lo que realmente garantiza un buen resultado. Por ejemplo, un 45% de ellas ya usan correctores con pigmentos anaranjados para las ojeras más azuladas, mientras que un 30% se decanta por los tonos amarillos para las marrones.
Mi consejo de experta: Olvídate del mito de tapar la ojera directamente con un corrector súper claro. El primer paso siempre es neutralizar con el tono opuesto (el pre-corrector). Solo después, si lo ves necesario, puedes aplicar una pizca de un corrector un tono más claro que tu piel para iluminar.
Guía rápida para neutralizar el color de tus ojeras
Para que lo tengas siempre a mano, he creado esta tabla. Es una chuleta visual perfecta para no equivocarte al elegir tu pre-corrector según el color de tu ojera.
Color de la ojera | Tono de corrector recomendado | Explicación del efecto |
---|---|---|
Azulada/Morada | Melocotón, salmón, anaranjado | Los pigmentos cálidos anulan ópticamente los tonos fríos, devolviendo un color neutro a la piel. |
Marrón/Verdosa | Amarillo, dorado | El amarillo contrarresta los matices marrones y verdosos, iluminando la zona de forma natural. |
Rojiza | Verde | El verde es el color opuesto al rojo en el círculo cromático, por lo que lo neutraliza al instante. |
Muy oscura | Naranja intenso o rojo | Para ojeras muy pigmentadas y pieles medias u oscuras, estos tonos intensos son los únicos que funcionan. |
Con esta guía, te será mucho más fácil entender qué necesita tu contorno de ojos para lucir descansado y uniforme.
Escoge la fórmula según tu tipo de piel
Tan importante como el color es la textura del corrector. La fórmula que elijas determinará no solo el acabado, sino también la duración y si se acumula o no en las líneas de expresión. Si tu piel es seca, por ejemplo, un corrector muy denso puede ser tu peor enemigo.
Aquí te dejo una guía visual para que veas de un vistazo qué te conviene más.
Como ves, los correctores líquidos suelen ser más hidratantes, perfectos para pieles secas o maduras, mientras que los que vienen en crema o barra ofrecen una cobertura mucho mayor, ideal si tienes una ojera muy marcada.
Y recuerda, el maquillaje hace maravillas, pero la base de todo es una piel cuidada. Un buen tratamiento para las ojeras es fundamental para preparar la piel y que el corrector se asiente mucho mejor.
La preparación del contorno de ojos es clave
Uno de los fallos más habituales que veo es saltarse la preparación de la piel y aplicar el corrector directamente. Piénsalo así: ¿intentarías pintar sobre un lienzo seco y polvoriento? El resultado sería un desastre. Pues con el maquillaje ocurre exactamente lo mismo. El secreto para que el corrector quede liso, integrado y aguante todo el día está, sin duda, en lo que haces antes.
La piel del contorno de ojos es hasta diez veces más fina que la del resto del rostro, por lo que exige un cuidado muy específico. Antes de siquiera coger el corrector, tenemos que asegurarnos de que esa zona esté perfectamente hidratada.
La importancia de un buen contorno de ojos
Usar una crema específica para el contorno no es opcional, es una regla de oro. Estos productos están formulados para dar una hidratación intensa y rellenar esas pequeñas líneas de expresión que todos tenemos, evitando que el corrector se acumule en ellas y cree ese efecto cuarteado que tanto odiamos.
Mi truco personal es muy sencillo: cojo una cantidad similar a un grano de arroz. Con el dedo anular, que es el que menos fuerza tiene, aplico la crema con suaves toquecitos, siempre desde el lagrimal hacia fuera. Este pequeño masaje, además, ayuda a activar la microcirculación y a bajar un poco la hinchazón matutina.
Un consejo clave: espera siempre uno o dos minutos después de aplicar la crema para que la piel la absorba por completo. Si pones el corrector con la zona aún húmeda, el producto resbalará y perderá cobertura a lo largo del día.
Este simple gesto marca un antes y un después. Al crear una base hidratada y lisa, el corrector se desliza como la seda, se funde mucho mejor con la piel y su duración se multiplica. Es, literalmente, la prebase perfecta para tu mirada, y te asegura un resultado impecable durante horas.
Cómo aplicar el corrector para conseguir un efecto lifting
La forma en que aplicas el corrector lo es todo. De verdad. Puedes cambiar por completo el resultado y la expresión de tu rostro con un simple ajuste en la técnica.
Seguro que has oído hablar de dibujar una media luna justo debajo del ojo. Es un gesto casi instintivo, pero a menudo solo consigue acentuar la ojera en lugar de disimularla. Para lograr un efecto rejuvenecedor, la clave está en jugar con las luces y las sombras, esculpiendo visualmente la zona.
La técnica que ha cambiado las reglas del juego entre los profesionales, y que seguro has visto en más de un tutorial, es la del "triángulo invertido". Su fama tiene una razón de ser: no se limita a tapar, sino que ilumina y eleva la mirada al instante. Al aplicar el corrector así, creas un foco de luz que desvía la atención de la zona oscura y genera un efecto lifting inmediato.
El método del triángulo para una mirada luminosa
Para poner en práctica esta técnica no hace falta usar una gran cantidad de producto. De hecho, menos es más. Lo que importa es la precisión. La idea es dibujar tres puntos estratégicos que formarán ese triángulo de luz:
Punto 1: Empieza con un puntito en el lagrimal. Es justo ahí donde la sombra suele ser más intensa y profunda.
Punto 2: Ahora, aplica otro punto en la esquina exterior del ojo, orientándolo ligeramente hacia la sien. Esto ayuda a "levantar" la mirada.
Punto 3: El último punto va en la aleta de la nariz, más o menos alineado con el centro de tu pupila.
Si unes mentalmente estos tres puntos, verás que has creado un triángulo invertido. Esta distribución estratégica es lo que consigue ese codiciado efecto "buena cara" al instante.
¿Con qué lo aplico? La herramienta marca la diferencia
La herramienta que elijas para difuminar el corrector va a influir, y mucho, en el acabado final. Cada una tiene sus ventajas y se adapta mejor a distintos tipos de producto y resultados.
1. Con los dedos: Es mi método favorito para un look natural y rápido. Usando la yema del dedo anular, que es el que menos presión ejerce, el calor de la piel ayuda a que el producto se funda de maravilla. Funciona genial con correctores cremosos y para el maquillaje del día a día.
2. Con esponja húmeda: Si buscas un acabado pulido, casi de aerógrafo, esta es tu mejor opción. Una esponja tipo blender bien escurrida integra el producto a la perfección, sin dejar marcas y manteniendo la cobertura intacta.
3. Con brocha pequeña: Para una precisión máxima. Lo ideal es una brocha de pelo sintético y denso. Te permite depositar el corrector justo donde lo necesitas y luego difuminar los bordes con toques muy suaves.
Un dato curioso: en España, cerca del 62% de las mujeres entre 18 y 45 años usan corrector a diario. Y lo más interesante es que el 75% de los maquilladores profesionales españoles se decanta por el método del triángulo invertido, aplicado con esponja o con los dedos, para lograr ese acabado luminoso tan favorecedor.
Dominar estas técnicas te dará un control total sobre el resultado, pero no olvides que el objetivo es siempre realzar tu belleza natural. Si quieres profundizar más en cómo rejuvenecer la mirada, te recomendamos nuestra guía sobre el lifting del contorno de ojos. Al final, saber cómo aplicar corrector de ojeras es, sencillamente, aprender a jugar con la luz a tu favor.
Cómo difuminar y sellar el corrector para que te dure todo el día
Ya has puesto el corrector en los puntos clave, pero el trabajo no ha hecho más que empezar. Ahora viene la parte más artesanal: conseguir que el producto se funda con tu piel hasta que sea prácticamente invisible y, lo más importante, que se quede ahí durante horas sin moverse ni marcar las líneas de expresión.
El secreto para un difuminado perfecto es la técnica de los toquecitos suaves. Te lo digo desde ya: nunca, bajo ningún concepto, arrastres el producto. Al hacerlo, lo único que consigues es llevártelo de un sitio a otro, perdiendo cobertura justo donde la necesitas y dejando un acabado a parches que no favorece nada.
La mejor herramienta es la yema de tu dedo anular o una esponja de maquillaje humedecida. Con cualquiera de las dos, presiona con delicadeza una y otra vez sobre el corrector. Este gesto, conocido en el mundillo como tapping, calienta ligeramente el producto y hace que se integre en la piel de una forma súper natural. Verás cómo los bordes se desvanecen como por arte de magia.
El sellado: el paso que lo cambia todo
Una vez que el corrector está perfectamente integrado, es el momento de sellarlo. Y créeme, este es el paso que el 90 % de la gente se salta, y luego se preguntan por qué el corrector se les cuartea o desaparece a media mañana.
Sellar no es más que aplicar una capa muy fina de polvo para fijar el producto en crema. Esto ayuda a controlar los brillos y, sobre todo, evita que se acumule en las arruguitas finas.
Para esta zona tan delicada, tu mejor aliado es un polvo traslúcido suelto y muy fino. Estos polvos no añaden color, así que no van a alterar el tono del corrector, y su textura ligera evita esa sensación de pesadez o acartonamiento.
Un truco de profesional que nunca falla: justo antes de coger el polvo, mira hacia el techo para estirar la piel bajo los ojos. Pasa el dedo suavemente una última vez para asegurarte de que no hay nada de producto acumulado en alguna línea. Sin dejar de mirar hacia arriba, aplica el polvo con una borla pequeña o una brocha muy suave.
¿Cuánto polvo usar? Depende de la ocasión:
Para el día a día: Con una pasada ligera con una brocha suave tienes más que suficiente para fijar el maquillaje sin que se note.
Para eventos especiales: Si necesitas que te dure intacto muchas horas, puedes probar un baking ligero. Consiste en aplicar una capa más generosa de polvo suelto con una borla y dejar que se "cocine" un par de minutos. Luego, con una brocha limpia, retira el exceso con mucho cuidado.
Este último toque no solo hará que tu corrector aguante lo que le echen, sino que dejará un acabado aterciopelado y profesional en tu mirada. Es el gesto definitivo para un resultado impecable.
Los errores que todas cometemos con el corrector (y cómo decirles adiós)
¿Te suena familiar? Te miras al espejo a mediodía y descubres que el corrector se ha cuarteado, ha cogido un tono grisáceo o, lo que es peor, ha conseguido que la ojera se note todavía más. La buena noticia es que estos pequeños desastres del maquillaje tienen solución, y entender por qué pasan es el primer paso para no volver a tropezar con la misma piedra.
Uno de los fallos más habituales, y que más frustración genera, es el temido tono ceniciento. Esto ocurre cuando intentamos tapar una ojera muy oscura, ya sea azulada o amarronada, directamente con un corrector mucho más claro. En lugar de camuflar, la mezcla de pigmentos crea un color grisáceo que apaga la mirada. La solución profesional es siempre neutralizar primero con un pre-corrector en un tono opuesto: salmón o melocotón para ojeras azuladas y tonos más amarillos para las violáceas.
La cantidad justa y la preparación de la piel son tus mejores aliados
Otro clásico es pasarse con la cantidad de producto. Si tu corrector acaba marcando todas las pequeñas líneas de expresión, es casi seguro que te has excedido. Aquí, la regla de oro es simple: es mucho mejor aplicar dos capas finísimas que una sola demasiado gruesa. Menos es más, siempre.
Un truco de experto: Si te das cuenta de que has puesto demasiado, no entres en pánico. No hace falta desmaquillarse. Coge una esponja de maquillaje limpia y ligeramente húmeda y presiona con toquecitos suaves sobre la zona. La esponja absorberá el exceso sin llevarse por delante el resto del trabajo.
Para evitar que el corrector se cuartee a lo largo del día, la clave está en una sola palabra: hidratación. Una piel bien preparada con un contorno de ojos específico crea una base lisa y uniforme, permitiendo que el producto se deslice y se asiente mucho mejor.
Si tienes la piel seca, un corrector muy mate solo conseguirá acentuar cualquier línea. Lo tuyo son las fórmulas hidratantes y cremosas.
Si tu piel es más bien grasa, asegúrate de sellar con una capa muy ligera de polvos translúcidos para mantener los brillos a raya y evitar que el corrector se mueva.
Al final del día, elegir un buen producto marca la diferencia. Un vistazo a las reseñas en plataformas españolas nos dice que los correctores más vendidos acumulan miles de opiniones que destacan su durabilidad y cómo se adaptan a la piel. De hecho, el interés por las fórmulas veganas ha crecido un 15% en el último año, una clara señal de que buscamos cosmética más consciente. Si quieres saber más, puedes leer sobre las tendencias en correctores en España y descubrir cuáles son los favoritos del momento.
Resolvemos tus dudas sobre el corrector
Para cerrar con broche de oro, vamos a despejar esas dudas que siempre aparecen cuando intentamos dominar el arte de cómo aplicar el corrector de ojeras. Aquí te dejo respuestas claras y directas, como si estuviéramos charlando mientras nos maquillamos.
¿El corrector se pone antes o después de la base?
La regla de oro, y lo que siempre recomiendo, es aplicarlo después de la base de maquillaje. Piensa que la base ya ha hecho gran parte del trabajo al unificar el tono, así que solo tendrás que dar unos toques de corrector donde realmente lo necesites. Esto te ayuda a usar muchísimo menos producto.
La única excepción que vale la pena recordar es con los pre-correctores de color. Si usas uno en tono salmón o melocotón para neutralizar una ojera muy oscura, ese sí que va antes de la base. Su función es corregir el color desde el principio.
¿Cómo hago para que no se me marquen las líneas de expresión?
Este es el truco del millón y te aseguro que funciona. Justo después de difuminar el corrector con pequeños toques, levanta la mirada hacia el techo para estirar la piel de la ojera. Sin perder un segundo, sella la zona con una capa muy ligera de polvo suelto traslúcido. Esto "congela" el producto en su sitio antes de que tenga tiempo de moverse.
El secreto está en actuar rápido: una buena hidratación, poquísima cantidad de producto y sellar al instante. Un contorno bien preparado y una fijación inmediata son la clave para ese acabado liso que aguanta impecable todo el día.
¿Puedo usar el mismo corrector para ojeras y para granitos?
Realmente no es lo más recomendable, y te explico por qué. Los correctores para la zona de la ojera suelen ser más cremosos, hidratantes y con un toque de luz para iluminar la mirada. Si pones esa fórmula luminosa sobre un granito, lo único que conseguirás es que se vea más.
Para las imperfecciones, lo ideal es tener un corrector más denso, de acabado mate y que sea exactamente del mismo tono que tu piel. Así consigues un camuflaje perfecto. Si estás preparando un look para una ocasión especial, como una boda, te interesará saber que los peinados para bodas sencillos complementan un maquillaje perfecto.
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